Consejos y pautas para tratar lesiones musculares

LA CONTRACTURA MUSCULAR: QUÉ ES Y COMO TRATARLA

Seguro que en alguna ocasión has despertado con el típico dolor de cuello (tortícolis) que te impide girar la cabeza, o que después de una sesión dura de entrenamiento algún músculo te ha empezado a doler.

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Seguro que en alguna ocasión has despertado con el típico dolor de cuello (tortícolis) que te impide girar la cabeza, o que después de una sesión dura de entrenamiento algún músculo te ha empezado a doler.

Una de las causas principales de este dolor es la contractura muscular, vamos a explicar en qué consiste y cómo podemos aliviarla:

Un músculo cualquiera de nuestro cuerpo, explicado de forma simple, está formado por haces de fibras envueltos por una membrana (fascia) que le da forma. Estos haces son elásticos y pueden acortarse o estirarse.

Cuando un músculo aumenta su tensión estos haces de fibras se acortan y el músculo se contrae generando movimiento en nuestras articulaciones y cuerpo, esta es la base del movimiento.

Pues bien, cuando uno de estos músculos se mantiene contraído durante mucho tiempo, sin que nosotros queramos, y además, con dolor y limitación de la movilidad estamos hablando de la contractura muscular

¿Y por qué nos sucede esto?

Diversos son los motivos, vamos a enumerar los más habituales para que quede más claro:

Los malos hábitos posturales. El trabajo o las actividades de la vida diaria pueden hacer que nuestros músculos trabajen en posiciones forzadas durante mucho tiempo y acaben agotándose.

  • Un viejo conocido nuestro: El sedentarismo. Después de un largo periodo de tiempo sin actividad física nuestros músculos se debilitan y cuando los sometemos a esfuerzos por encima de los habituales éstos se pueden quejar y producir una contractura muscular.
  • Exceso de deporte, mala técnica o gestos repetitivos, son algunas de las causas de aparición de contracturas musculares vinculadas a la actividad física, todos ellos implican una utilización excesiva y prolongada del músculo.
  • El estrés físico y emocional pueden llevar a cuadros de tensión general que pueden afectar a uno o varios de nuestros músculos provocando la contractura.
  • Falta de hidratación. Es uno de los motivos en que hacen especial hincapié la mayoría de estudios científicos, el agua es un elemento clave para un correcto metabolismo celular y la falta de esta puede afectar a la capacidad de contracción-relajación de las fibras musculares.

Las principales zonas donde aparecen las contracturas suelen ser la columna cervical y la musculatura de la espalda, así como también gemelos (pantorrillas) o antebrazos.

Afectan a gente de todas las edades desde bebés (torticolis congénita) hasta personas de la tercera edad. A pesar de que no se trata de una lesión grave puede dejarnos doloridos durante días si no se trata la contractura adecuadamente.

Y lo más importante de todo: ¿Qué debemos hacer para recuperarnos?

Pues como siempre se ha dicho el mejor remedio es la prevención. El calentamiento previo a cualquier actividad y la recuperación después de ella, dosificarnos en el ejercicio físico sin sobrepasar nuestras capacidades, realizar micro pausas (de un minuto) y macro pausas (5 minutos) si estamos muchas horas en la oficina, corregir las malas posturas o mantener una correcta hidratación durante la jornada pueden ser algunas de las medidas a tener en cuenta.

Por otro lado, si la contractura ya ha aparecido y nuestro músculo está tenso y dolorido estos son algunos remedios para aliviarlo y recuperarlo:

  • Como norma general la aplicación de calor durante 10-15’ bajará la tensión, debido a que un músculo contracturado está rígido y no permite una buena vascularización, con el calor dilataremos los vasos sanguíneos y le llegará más sangre, oxígeno y nutrientes a este músculo permitiendo que se relaje antes (si la contractura es muy repentina y dolorosa aplicar hielo en los primeros minutos puede tener efecto antiálgico).
  • Auto masaje si se produce en una zona de fácil acceso. Podemos aplicar un suave masaje con Fisiocrem hasta su completa absorción para facilitar la absorción de sus componentes antiinflamatorios naturales a la vez que estimulamos las fibras musculares acortadas.
  • Estiramientos. Estos deben ser aplicados con suavidad y una intensidad media, sin llegar a producir dolor intenso. Al estirar un músculo contracturado y que por lo tanto esta acortado siempre va a generar algo de dolor, pero no debe ser superior a una ligera molestia.

Si pasados unos días la situación no mejora es recomendable acudir a un fisioterapeuta para que pueda evaluarnos y aplicar un tratamiento más específico.

Ahora ya sabéis algo más sobre las contracturas musculares, os animamos a tener unos hábitos de vida saludables y si aun así aparecen las contracturas aplicar algunos de los consejos que hemos comentado.

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